martes, 31 de enero de 2017

MEDITACIÓN GUIADA

meditación guiada para relajar tu mente calmar tus emociones y encontrar paz interior


lunes, 30 de enero de 2017

LA LUCHA ENTRE EL SER Y LA PERSONALIDAD


CONÓCETE XX . LA LUCHA ENTRE EL SER Y LA PERSONALIDAD (Zulma Reyo)

Identidad
El Ser (“Yo Soy”) es un estado, una experiencia de totalidad como cualidad, subjetiva e íntima. Pura percepción sin contenido: Yo sencillamente Soy.
Esto es difícil de captar o apreciar en nuestra realidad cotidiana.
Intuitivamente caemos en este estado cuando estamos enamorados, en ensoñación, o en meditación; toda percepción fina se acentúa. Millones de antenas receptivas, delicadas e invisibles se extienden hacia el infinito, altamente sensibles al propio espacio. Se trata de movimiento y cualidad.
Sin embargo, el Ser no está equipado para la existencia tridimensional. Para acumular experiencia en manejo energético de todo tipo, requiere de una forma, una estructura que le permita conectarse con y distinguirse de su entorno. El cuerpo nos ofrece dicha forma y a través de él la personalidad se desarrolla. El cuerpo y la personalidad son casi lo mismo; uno manifiesta la estructura visible y la otra lo sutil que rodea al Ser.
Del mismo modo que el Ser requiere una forma, la Conciencia requiere un punto focal de atención a través del cual manejar vitalidad al tejer sus innumerables texturas de experiencia en la materia. Usualmente, al ser humano le concierne los estímulos físicos y la evaluación, y fuera de acceder a la herramienta primaria de percepción – el cuerpo y la personalidad – aplica una concienciación limitada.
Una persona se acepta como identidad que responde a un nombre, con hábitos, y vistiendo un cuerpo, algo como un banco de memorias compuesto de reflejos psicofísicos. Tenemos poca concienciación del “Yo” y las facultades, poderes, atributos que maneja son vistos como fenómenos aparte. Nos convertimos en nuestro mundo, definidos por lo que hacemos, observamos, y vemos a través de los sentidos. Las impresiones se convierten en filtros de percepción.
Moldeamos, identificamos y manejamos todo lo que nos rodea por medio de los filtros del yo de la personalidad. Proyectamos los sentidos, facultades, poderes y habilidades a través de este foco, según nuestra programación cultural y lingüística. Los filtros persisten en tanto y cuanto la referencia central permanezca fija en sí misma, su mundo o realidad circundante. La mayoría de las personas viven su vida de este modo.

El Proceso de Destilación
Algunas personas intuyen que la vida es mucho más amplia y añoran la experiencia original del Ser.
La Alquimia Interior apunta a conectarnos con este estado original en plena conciencia, incluyendo la atención necesaria en el día a día. Para cuidadosamente retirar los velos que rodean la percepción, en vez de tratar de cambiar la realidad externa, el objetivo es identificar las actitudes y predisposiciones personales. Una vez que la vitalidad es liberada de sus formas limitantes, en sensibilidad, la capacidad para discernimiento y manejo es mucho mayor.
Descubrimos que nuestras funciones son posibles en virtud de la vitalidad, aprendiendo la diferencia entre energía y fuerza, y reconociendo que estamos todo el tiempo comprometidos activamente en creación y cualificación. Percibimos capas de imágenes construidas superpuestas sobre una Realidad mayor. Discernimos entonces por frecuencia y no por significado. En los mundos internos no existen etiquetas.
Cuidamos de distinguir las sensaciones físicas de las emocionales. Ambas se sienten en el cuerpo. La sensación física tiende a ser más densa y a emitir pulsaciones, mientras que la sensibilidad emocional va y viene en circuitos redondos que se extienden desde el cuerpo. Las sensaciones mentales son más difíciles de percibir porque están íntimamente vinculadas a las sensibilidades físicas y emocionales más pesadas. Aprendemos que la mente funciona con respuestas condicionadas y activa y dirige la cualidad de la sensación. Su frecuencia es más fina, horizontal, como un laser. Su característica como formadora de imágenes cataliza todas las otras sensibilidades.
Hay niveles y tipos de actividad mental. Las facultades racionales, lineales se relacionan con datos físicos, relaciones y cosas tangibles que tienen que ver con tiempo y espacio. La gama abstracta de actividad intelectual ocurre más allá del cerebro, como realidad separada, envolviendo la actividad sensorial extendida. La Inteligencia permea todo el cuerpo y la percepción extra sensorial abraza la sensibilidad a un nivel extra corporal más fino.
El yo personal, o sea la personalidad común, identifica, maneja y procesa facultades y poderes. Este proceso está tan intrínsecamente ligado que es difícil separar los efectos de la causa. Sin embargo, la inteligencia subjetiva, el Yo que usa la personalidad, es muy diferente de los mecanismos de la personalidad en sí. Esta es la primera lección de gran importancia al entrar en el camino espiritual. Algunas personas no emergen de su relación simbiótica con el contenido y significado programados.
La experiencia se limita a la flexibilidad del ego. Invariablemente, el buscador repetidamente usa su personalidad para trabajar sobre la misma, polarizándose aún más. Ocurren las condenas, negaciones, represiones y substituciones. No importa cuan indulgente, abstracto o filosófico sea el intento, no existe distancia entre el yo y los significados que percibe. El desenredo implica un largo proceso. Una vez que distinguimos las facultades como una dinámica mecánica que ocurre aparte del sujeto, estamos en posición para retirar los filtros.
Objetivamente, en otras palabras la verdadera “objetividad-subjetiva” ocurre cuando transferimos la identidad de la personalidad y la vida común, a la Conciencia, un estado de Ser interior. “Sabemos” este estado de ser que es capaz de comprender y sentir. Al principio se vive como un nivel aparte de Conciencia, desconectado de la vida común. Sin embargo, en algún momento descubrimos que para expresarnos en el mundo, necesitamos y usamos la mismísima personalidad que tratamos con tanto esmero de corregir, reformular y hasta eliminar. Esto nos aporta el primer sabor real de alegría y liberación.
La personalidad es un conjunto de reflejos construidos sobre la textura de la experiencia física, emocional y mental. Cada capa, o cuerpo, tiene su vocabulario y su repertorio. Es así como el ego-yo construyó su asiento de poder en el mundo. Mientras estamos vivos, este complejo estructural es nuestro único medio para interpretar y construir la experiencia. El espíritu constantemente busca expresarse por medio de él. Lo único que se necesita es un giro en nuestra atención.

Tensión y atención
Al principio, el contacto con el foco más interno de conciencia como Yo es incorpóreo, idealizado. Los estudiantes tienden a colocarlo fuera del cuerpo, flotando en el espacio, o encontrarlo en el centro del pecho. Lo sentimos como algo íntimo, vulnerable, y sin embargo lejos de las emociones personales. El contraste entre estar en un marco normal de actividades mente-cuerpo y estar dentro de esta profundidad interior es formidable.
La vida común está repleta de tensiones, y por lo tanto los estudiantes caen una y otra vez en la mecánica de la personalidad. Se establece una lucha con el “tiempo” y el “hacer”.   Hasta para alcanzar ese espacio bello en el interior, hacemos un esfuerzo. A menudo crea más tensión, más separación. La presión del tiempo pesa sobre nosotros, y el tiempo se traduce en ejecución, lo que crea un regreso al automatismo de la personalidad, perdiendo contacto con el Yo más íntimo. Es así como hacemos tiempo para tener tiempo para meditar, y nos encontramos frente a la impotencia de tener poco tiempo o ningún tiempo para disfrutar el Ser. Eventualmente algo hace clic en el interior. Descubrimos que no necesitamos hacer nada y que ya estamos ahí. Somos ESO.
La Alquimia Interior empieza cuando el estudiante es capaz de sustentar su atención en ambas “realidades” y funciona dentro de ellas a través de los instrumentos de la personalidad consciente. (véase link AA: http://www.lamujerinterior.es/el-alineamiento-alquimico/)
Finalmente, el esfuerzo en conciencia da resultado y ocurre la relajación. El foco o el punto-fuente de referencia pasa hacia un telón de fondo sereno. La integración entre el espíritu y la realidad física se convierte en una posibilidad. El espíritu ahora puede servirse de la personalidad y sus talentos como fuerzas, y también prever limitaciones. La personalidad se vuelve una herramienta. Ahora podemos limpiar las ventanas de la percepción y usar el instrumento sin las inferencias acumuladas y automáticas del ego.
Esta es la percepción que coherentemente podemos alcanzar en diferentes niveles de realidad. La cualidad del yo personal determina el tipo de mundo que creamos, las creencias que sostenemos, las construcciones que ingeniamos, como somos percibidos y lo que percibimos. Cuando vinculada al egoísmo, la percepción y sus posibilidades envuelven solamente el yo y nuestro mundo. Cuando emergen desde el centro del Ser, son ilimitadas y poderosas.
El manejo correcto de la personalidad posibilita una vida exitosa en ambos mundos.



Fuente: http://www.lamujerinterior.es/conocete-xx/











domingo, 29 de enero de 2017

Lo Valioso que Tú Eres

Lo Valioso que Tú Eres.

Que nadie haya sido tan afortunado de darse cuenta la mina de oro que tú eres, no significa que brilles menos.
Que nadie haya sido lo suficientemente inteligente para darse cuenta que mereces estar en la cima, no te detiene para lograrlo.
Que nadie se haya presentado aun para compartir tu vida, no significa que ese día está lejos.
Que nadie haya notado los avances en tu vida, no te da permiso para detenerte.
Que nadie se haya dado cuenta la hermosa persona que tú eres, no significa que no seas apreciado.
Que nadie haya venido a alejar la soledad con su amor, no significa que debas conformarte con lo que sea.
Que nadie te haya amado con esa clase de amor que has soñado, no significa que tengas que conformarte con menos.
Que aún no hayas recogido las mejores cosas de la vida, no significa que la vida sea injusta. Solo porque tu situación no parece estar progresando por ahora, no significa que siempre será así.

Por eso, Sigue brillando, Sigue viviendo, Sigue corriendo, Sigue esperando,
Sigue siendo lo que ya eres...
Un ser único...un universo en si mismo.

Pensamiento del Dragón y el Guerrero.



viernes, 27 de enero de 2017

3 Formas distintas de entender y gestionar la culpa

La culpa y el castigo no sirven para solucionar nuestros conflictos. No somos culpables, sino responsables. Cuando culpamos a los demás estamos juzgando algo que no consideramos correcto y repudiamos en nosotros mismos. 

1. La culpa y el castigo. Desde la concepción judeocristiana de culpa podemos entender que quien tiene la culpa merece un castigo. En relación con esto podemos hablar de la psicología conductista y de los mecanismos de control de la conducta mediante refuerzos positivos y negativos. No obstante, sabemos también que el comportamiento de cualquier ser vivo contiene en sí mismo una intención positiva, un por qué y un para qué, que lleva a la persona a actuar de cierta manera. Nuestros comportamientos, la gran mayoría de ellos inconscientes, persiguen en todos los casos cubrir necesidades biológicas básicas, como puede ser el sentimiento de seguridad, de aceptación, de valoración, etc. Luego la represión o el castigo de cualquier comportamiento, si no conlleva la comprensión y la cobertura de estas necesidades biológicas básicas, derivará en otro comportamiento, otra forma de ser que consiga suplirlas. De todo lo anterior deducimos que la culpa, y su consecuente castigo, no sirve para solucionar ningún conflicto. Hemos de tener en cuenta que no somos culpables, sino responsables de lo que hacemos, y de las consecuencias de nuestros actos. Solamente entendiendo nuestra forma de actuar, y la intención positiva de la que proviene, podremos cambiar nuestro comportamiento.

2. La culpa como mecanismo de proyección. Como bien sabemos vivimos en un mundo de ilusión, un mundo en el que percibimos en los demás aquello sobre lo que no somos conscientes o repudiamos en nosotros mismos. A esto lo llamamos proyección, un término empleado por Carl Gustav Jung, discípulo de Freud. De esta forma, todo lo que nos molesta e incluso lo que sucede a nuestro alrededor, forma parte de nuestra propia forma de ser, que se proyecta en nuestra vida diaria mientras no seamos conscientes de ello. Cuando decimos que alguien es “desagradable”, “malicioso”, “cruel”, “interesado”, etc. estamos identificando en él/ella cualidades que no queremos ver en nosotros mismos, o que no relacionamos con nuestro “yo” ideal, es decir, el “ego”. Entonces lo mandamos a la sombra, al inconsciente, y éste se manifiesta en situaciones y personas que formarán parte de nuestra vida diaria. Cuando culpamos a alguien de algo, seguimos juzgando aquello que no consideramos correcto para nosotros, y así perpetuamos estas circunstancias. Para deshacer estas proyecciones hemos de integrar la sombra, lo inconsciente, que es aquello que vemos en los demás y a nuestro alrededor, para entonces poder ser libres de todos estos condicionamientos, de la culpa y del castigo.

3. La culpa y el perdón nos lleva a la integración de la sombra. Cuando nos estancamos en la culpa, cuando culpamos a los demás de lo que nos sucede, entramos en el victimismo, nos convertimos en víctimas inocentes y creemos merecer la simpatía y la compasión de los demás, además de demandar un castigo para el culpable. Esto nos lleva a no movernos, a no cambiar nuestra forma de ser, ya que consideramos que el castigo sobre el otro rectificará nuestro problema. No nos damos cuenta que aquello que queremos castigar en el otro es lo que castigamos en nosotros y que, por lo tanto, la única manera de resolver el conflicto es perdonar al otro. Así nos perdonamos a nosotros, más bien, perdonamos nuestros juicios, que proyectamos sobre los demás. Sólo entonces podemos liberarnos de las cadenas que nos atan a nuestros propios mandatos inconscientes, y que el universo tan fervientemente quiere que hagamos conscientes.

 “Perdonar al otro es dar gracias por el aprendizaje”. (Enric Corbera)

fuente: https://www.enriccorberainstitute.com



jueves, 12 de enero de 2017

EL SÍNDROME DE ASPERGER EXPLICADO EN 6 MINUTOS CON DIBUJOS ANIMADOS.

El Síndrome de Asperger es un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta en determinadas dificultades en aspectos sociales, cognitivos, comunicativos y físicos
Cada persona con Síndrome de Asperger se ve afectada en distinta forma y medida por este síndrome, pero por lo general tienen características como déficits en el manejo de las relaciones sociales, dificultad para interpretar la ironía, el sarcasmo y ciertas bromas (pues tienden a entender el lenguaje de forma literal) dificultad para comprender los sentimientos e intenciones de los demás, una cierta torpeza motriz, una gama de intereses restringida, dificultad para afrontar los cambios en las rutinas o alteraciones en el habla (en la prosodia, tono, volumen y entonación de la voz o por ser un lenguaje demasiado “pomposo” o adulto en el caso de niños).
Por otro lado, la restricción de intereses, que muchas veces va a acompañada de una gran memoria, hace que muchas personas con Asperger sean auténticos expertos de determinados temas.
En el manual diagnóstico DSM-V ya no existe el Síndrome de Asperger como categoría diagnóstica, pasando a ser el diagnóstico o bien Trastorno del Espectro Autista o bien Trastorno de Comunicación Social.
Este vídeo (ilustrado y animado por Ignacio Urrutia y con música y postproducción de Luis Vergara) muestra muy bien algunas de las características de las personas con Síndrome de Asperger. Al ser dibujos animados y estar protagonizdo por niños lo hace ideal para educar a los más pequeños sobre este tipo de diversidad funcional.