Hemos crecido buscando el reconocimiento fuera, el amor fuera, hemos crecido sin reconocer nuestro propio valor, es lógico que lo persigamos, es lógico que insistamos y nos perdamos tratando de alcanzarlo, como si la salvación estuviese en la obtención de alguien o de algo, como si estuviera en la concreción de aquello que alguna vez idealizamos. Los ideales no son reales, los ideales tienen que caer.
Y luchamos, nos ofuscamos y mendigamos amor, mendigamos atención como si de ello se tratara la vida, nos hemos conformado con tan poco... Y el exterior implacable y sincero nos refleja como un témpano de hielo la realidad cruda, no puede contribuir a nuestro engaño, no puede permitir que sigamos cómodos en un lugar que restringe la expresión de nuestra mejor versión. Y lo real, lo verdaderamente real es que el poder siempre ha estado en nuestras manos, siempre hemos sido nuestra propia autoridad, observemos el patrón y movámonos de lugar. Siempre hemos sido libres, siempre hemos podido elegir amar el lugar exacto donde estamos y crear una nueva realidad, dándonos todo el amor del mundo, entregándonos todo el amor que hemos buscado, la capacidad de amarnos siempre ha sido uno de nuestros dones más preciados, amarnos siempre ha sido nuestra hermosa y gran libertad.
-Liberación.
Vanessa Ferrer Matos
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